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Cultura Social, del IRPF al absentismo

Ahora que estamos en época de la declaración de la renta, me gustaría hacer una reflexión sobre algo que me cuentan todos los interlocutores que tengo cuando hablamos de empresa saludable y absentismo.

 

Y no es otra cosa que la evolución de la sociedad en términos de compromiso, responsabilidad y su visión sobre el absentismo. Más allá de que siempre he defendido que el compromiso en una organización es la propia empresa quien debe construirlo, y de que este vínculo que las empresas tienen con las personas trabajadoras en las últimas décadas se ha ido reduciendo (rotación, temporalidad, ERE’s, etc…), me interesa profundizar sobre cómo se percibe socialmente el uso responsable de las ausencias.

 

Hace ya muchos años, que, salvo excepciones, todos hemos aprendido que el pago del IRPF forma parte del juego de un estado de bienestar, y más en esta época, en la que no disfrutamos haciendo la declaración, pero sabemos que debe hacerse, principalmente por responsabilidad. De hecho, mayoritariamente ya no está bien visto socialmente el que se jacta de no pagar a Hacienda o ahorrarse impuestos, es más, aquél que lo sigue haciendo, intenta hacerlo sigilosamente. Hemos vivido todos por ejemplo el cambio de los pagos en “negro” a determinados servicios en casa, a hacerlo en bizum porque ya no tenemos efectivo, a finalmente hacerlo por transferencia y/o tarjeta, cuando el bizum se ha empezado a controla Hemos evolucionado hacia un enfoque más responsable en nuestras declaraciones de renta y los impuestos.

 

Si estamos evolucionando en este sentido en algunas materias, por qué todos conocemos algún caso de uso NO responsable de las ausencias. Vaya por delante que no creo que esto sea el foco del problema, pero también no podemos evitar decir que esos casos puntuales desenfocan la gestión de las ausencias y crean una imagen de abuso irreal, pero también que desmotiva a aquellos que responsablemente se comprometen con su empresa y sus obligaciones.

 

Más allá de quejarnos de esta situación, que no supera ni de largo el 5% de los casos, ¿Qué podríamos hacer desde las empresas y las instituciones para promocionar un uso más responsable de las ausencias?

 

Sé que abro un debate polémico, pero estoy seguro que más allá de las quejas y anécdotas, seremos entre todos capaces de encontrar algunas claves para minimizar este problema desde la empresa y las instituciones.

 

Porque en el fondo que buscas ¿Decir que tu empresa es saludable o quieres realmente serlo? 

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